Como da vueltas la vida, y sobre todo, el tiempo cura todos los males, y pone a cada quien en el lugar que se merece. Este es el caso de Chivas con Ángel Reyna. Hace algunos años, los rojiblancos estaban sumidos en el fondo de la tabla porcentual, necesitaban salir, por ende, se contrataron grandes fichajes, muy costosos algunos, como el de Ángel Reyna, un mediocampista ofensivo que venía de brillar con los Tiburones Rojos de Veracruz. El resto es historia, Chivas es superlíder, juga bien y Reyna nuevamente está en Veracruz, y sí, de nuevo peleando por no descender.
Para nadie es desconocido el nivel que puede alcanzar el futbolista capitalino, sin embargo, sus condiciones extra-cancha han provocado la decadencia en su rendimiento en el terreno de juego. Lo más extraño, no es como la mayoría de los problemáticos futbolistas, pues no se le conoce como un jugador fiestero, bebedor o fanático de vivir la noche. Todo lo contrario, incluso sus creencias religiosas lo tienen del otro lado, un hombre de casa.
Un capitán de agua
Pero Reyna tiene un ego gigantesco, además de conflictos de personalidad, mismos que le han causado problemas de vestidor con sus compañeros de equipo. Sólo por recordar algunos casos, en América, club de sus amores, y con los que ha brillado más. Era el goleador, figura y daba pasos para convertirse en un ídolo. Pero su ego desbordó en conflicto interno con el resto del plantel, en especial por unas polémicas declaraciones contra Mosquera y el resto de la zaga azulcrema.
Su andar siguió por varios equipos hasta encontrar regularidad con el Veracruz de su maestro Reynoso. Fue tanta su brillantez, que Chivas pagó una cifra rimbombante por él. De inmediato se desató la polémica por su pasado águila y claro está, por su personalidad especial.
Pero él se comprometió a dar la cara por el equipo, ser un profesional. El problema es que no dijo por cuanto tiempo. Sus dos primeras temporadas fueron relativamente aceptables, un par de goles y asistencias hacían creer en él. Pero Reyna volvió a subirse a su barco de egolatría, mismo del que ya no se bajó.
Su conflicto se agudizó con el ‘Chepo’ de la Torre, quien tras petición de los líderes en el plantel y aunado a su bajo rendimiento, fue mandado al equipo reserva en San Rafael, al cual nunca se presentó, Ángel se negó aceptarlo. Pues alegó que era un jugador de Primera División, y que cumpliría su contrato como venía estipulado.
Así que el que alguna vez portó la ‘10’ de Chivas cobraba un jugoso sueldo, y sólo se presentaba en Verde Valle en su lujoso Ferrari para cobrar el cheque. El contrato terminó y Reyna se quedó sin jugar un tiempo, hasta volver a las canchas de Celaya, para volver una vez más al Puerto jarocho.