Lo que hasta la octava fecha del presente torneo parecía transcurrir con normalidad entre Luis Noriega y su constancia participando enfundado en los colores del Puebla FC, a partir de la novena comenzó a tomar tintes muy particulares, sin precedentes desde su regreso al club. El otrora capitán del La Franja se perdió acción en un partido de Liga MX por primera vez en más de 70 encuentros y, más llamativo aún, repitió ausencia en la Jornada 10.

Noriega, usualmente, era un jugador con minutaje perfecto torneo tras torneo. Si acaso, competía con algún compañero de campo y con el guardameta en turno en lo más alto, pero era impensable verlo fuera del podio entre los más activos de su club. Por lo pronto, son ocho los jugadores poblanos que han visto más acción que él: Rodolfo Cota, Michael Orozco y Facundo Erpen –que no se han perdido ni un solo minuto–, así como Jhon Pajoy, Luis Gabriel Rey, Francisco Torres y Flavio Santos –que también suelen estar presentes alineación tras alineación–.

Comprendiendo que la situación dista de ser normal, es válido que surja la interrogante con respecto a qué está alejando a Luis Noriega de jugar. Argumentos para explicar la situación puede haber muchos y para algunos serán suficientes para justificar su ausencia. Lo cierto es que, con el marcador empatado entre Camoteros y Chivas en la pasada jornada, el director técnico poblano, José Guadalupe Cruz, hizo un cambio que llamó mucho la atención y que pocos pudieron entender.

El ‘Profe’ prescindió de Francisco Torres para dar entrada a Matías Alustiza y dejó su zona de recuperación sin un solo elemento nominal, dado que Gerardo Espinoza tampoco se encontraba en el terreno de juego. Cuán arriesgada fue la situación que, con el equipo partido en dos y el rival claramente dominando el encuentro, pasó lo inminente: el partido terminó perdiéndose.

Es entendible que un DT, en su condición de imperfecto –como cualquiera– y en una situación tan tensa como la que La Franja vivió en la décima jornada, se nuble y termine desacomodando a su once en el afán de sacar resultados. Lo que cuesta trabajo entender es la falta de necesidad por meter al líder innato del club desde hace tanto tiempo, primordialmente, cuando otro de los grandes líderes del plantel –Mauricio Romero– también se encontraba fuera.

¿Será que Luis Noriega bajó su nivel juego? ¿Será que el DT no requiere de una voz de liderazgo en la cancha para sobresalir? ¿Será que jugar sin contenciones se convertirá en tendencia en los planteamientos de Cruz para matar o morir? Cuesta trabajo dar un veredicto y solo los protagonistas tendrán la palabra final. Más allá de eso, ya han habido rumores de rencillas entre el excapitán y su técnico. Y Puebla, por lo pronto, no está para ser partícipe de este tipo de situaciones delicadas; dada su ya delicadísima posición en la tabla del cociente, misma que compromete más que nunca su continuidad en la siguiente temporada en el fútbol mexicano de Primera División.