"Creo que si le sacamos el máximo potencial a los muchachos, podemos hacer un buen torneo, no es fácil, es un equipo en construcción, son 10 los jugadores nuevos y esperamos que se adapten lo más rápido posible, tienen condiciones importantes que incluso pueden marcar diferencia, hay que encontrar los momentos y las formas que los hagan más fuertes como jugadores y a nosotros como conjunto", estas eran las declaraciones de Alfonso Sosa antes del arranque del Apertura 2016, palabras que denotaban cautela, pero optimismo a la vez.
Las características en el discurso del timonel rojiblanco no han cambiado, pero la realidad de Necaxa es completamente diferente a la que se vivía al inicio del torneo. 17 jornadas, 26 puntos y una serie de Cuartos de Final después, los Rayos ya no miran de reojo el regreso al Ascenso MX, sino que sueñan con lo más alto del balompié mexicano; la corona de campeón, ya es una posibilidad real para el equipo, pero principalmente, para la afición de Aguascalientes y de todo el país, que sienten los colores rojiblancos.
Necaxa ha superado con creces lo que se espera de un equipo recién ascendido; no sólo consiguieron los puntos, también agradaron, sorprendieron y emocionaron a propios y extraños. Por lo que, de aquí en adelante, todo lo que consiga este equipo que renació de sus cenizas, será una ganancia y una alegría.
Ahora, en un año en el que los Cleveland Cavaliers le dieron un campeonato a una ciudad con una sequía de 52 años, los Chicago Cubs rompieron una maldición de 108 años, y Leicester City se coronó campeón de la BPL habiendo ascendido la temporada anterior. Los Electricistas buscan ahora escribir su propia historia en el ámbito del futbol mexicano y, más aún, en el deporte mundial.