En un abrir y cerrar de ojos, se han cumplido ya siete años del atentado que recibió el paraguayo, Salvador Cabañas, en un antro de la Ciudad de México y que ya no le permitió continuar en su paso por el futbol profesional.

El ‘Marisal’ había enfrentado al conjunto de Morelia en la fecha 2 de aquel torneo Bicentenario 2010, enfundado en la casaca de las Águilas del América, sin saber que el destino ya había decidido que ese sería su último partido.

La madrugada del lunes 25 de enero del año antes mencionado, el sudamericano recibió un balazo en la cabeza, noticia que consternó al mundo del futbol, debido a que ‘Chava’ pasaba probablemente el mejor momento de su carrera, siendo el total referente del conjunto de Coapa.

Conforme las horas pasaron, la comunidad futbolística comenzó a manifestar su apoyo a Cabañas, quién se debatía entre la vida y la muerte. La afición americanista no tardó en expresarse a las afueras del hospital donde Salvador era intervenido y alrededor del mundo, el tema era comentado por todos los noticieros.

‘Chava’ ha podido salir adelante poco a poco, a pesar de que por consecuencia de lo sucedido, vinieron los problemas (en su mayoría económicos) con su entonces pareja, sin embargo, su familia nunca ha abandonado al goleador paraguayo.

Muchos han sido los homenajes que ha recibido Cabañas, por el derroche de talento que mostraba en la cancha. Uno de ellos fue precisamente entre América y la Selección de Paraguay, en el Coloso de Santa Úrsula. El 10 pudo pisar una vez más el terreno de juego, teniendo acción algunos minutos y siendo ovacionado por la gente presente en el estadio.

‘Chava’ llegó a México para el conjunto de los Jaguares de Chiapas pero fue con los de Coapa donde alcanzó el mejor nivel de su futbol, a tal grado que estuvo a nada de llegar al balompié del viejo continente. Bicampeón de goleo en Copa Libertadores (2007 y 2008), Subcampeón de Liga con las Águilas en el Clausura 2007, tras caer ante los Tuzos del Pachuca y seleccionado de su país.

Siete años de un terrible acontecimiento que marcó para siempre a Cabañas pero que a final de cuentas, el cielo supo esperar.