Águilas y Camoteros compartieron su década dorada en los años ochenta. Fueron aquellos tiempos el escenario perfecto para batallas de enorme calidad futbolística y garra desmedida entre estos conjuntos; el momento cumbre de esta rivalidad llegó en el mes de julio de 1988. América había vencido a los Pumas en la final del Campeonato de Liga 1987-1988, mientras que Puebla le había propinado una dolorosa derrota a Cruz Azul para adjudicarse la Copa México. En el panorama nacional no había mejores exponentes.

El Campeón de Campeones 1987-1988

El primer partido por el título se jugó en el Estadio Cuauhtémoc. Nuevamente, como en el duelo épico de 1945, los Camoteros fueron amplios dominadores en el primer tiempo. Gamal de cabeza abrió la cuenta para el Puebla en el minuto 9. Antes de cumplirse los veinte minutos de juego, Bernal venció a Chávez para aumentar la cuenta. La historia parecía volver a repetirse.

Ahí apareció la figura del entrenador Jorge Vieira, que lejos de aquel futbol desordenado de los años cuarenta, decidió agrupar a su gente en la línea media del campo, cerrando las avenidas ofrecidas en los primeros minutos. Poco a poco el América, merced a jugadores de experiencia como Ortega y Farfán, pudo hilar ataques. En uno de ellos fue precisamente Gonzalo Farfán quien descontó para las Águilas tras vencer a Aguilar. Minutos después Brizio expulsó al poblano Orozco, y el juego termino por ser una batalla equilibrada. América perdía un invicto de nueve años en el feudo poblano, pero mantenía intactas las esperanzas de coronarse.

Tres días después, en el Coloso de Santa Úrsula, se jugó el partido de vuelta que cerraba una extenuante temporada para ambos cuadros. Esta vez las Águilas no desperdiciaron el primer tiempo, por el contrario, fueron un vendaval desde el inicio. Hermosillo, tras pase de Santos, puso el empate global en el minuto catorce. El segundo gol se hizo esperar, a pesar de los muchos ataques americanistas. Fue hasta el minuto 75 cuando, tras un rebote en el arquero, Guillermo Huerta anotó el gol más importante de su carrera, sellando el triunfo de las Águilas, mismo que los coronaba como el mejor del año futbolístico.

América se coronaba Campeón de Campeones y curaba las heridas de la final de Copa México perdida ante Puebla. Un logro más en aquellos gloriosos años ochenta, que lo confirmarían como el mejor equipo. Para Puebla la derrota no significó el fin de una era, sino un aliciente que años después los llevó a tener una extraordinaria temporada 1989-1990, con la obtención de la Liga y la Copa.

Aquel día los equipos alinearon de la siguiente manera;

América: Chávez, Rodríguez, Huerta, Vaca, Herrera, Ortega, Santos (Munguía 61), Farfán, Camacho (Alderete, 70), Hermosillo y Zague.

Puebla: Aguilar, Torres, Gamal, Rosete, Orozco, Cosío (Amador, 64), Bernal, Ramos, Moreno, Bartolotta y Hernández.