“Gooooooooooool de Borja”, era la frase que el Chavo del Ocho gritaba con toda la emoción cuando podía meter un gol en la (verdadera) portería de la vecindad que Quico trataba de parar. Aunque, quizá, esa pelota siempre pegaba, o en el estomago del Señor Barriga o en la cabeza de Don Ramón. La situación cómica por excelencia siempre sacaba una carcajada en aquel que lo veía.

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Roberto Gómez Bolaños murió este 28 de Noviembre, pero el legado que deja a la comicidad mexicana perdurará para toda la vida. Es un símbolo de la televisión mexicana y es reconocido en todos los países de habla hispana como el hombre que trajo risas y alegría a toda la familia, cualquiera que fuera su edad. “El Chavo del Ocho” y “El Chapulín Colorado” fueron las aportaciones del actor y escritor a la cultura popular.

El afamado Chespirito habló de muchos temas con humor. Llevó los grandes clásicos en un toque de parodia como “Fausto” o “Romeo y Julieta”. Hablaba de las desigualdades de clase y la inocencia infantil. Proponía la moraleja de un mundo mejor con honestidad, valores y humorismo blanco. Pero, uno de los temas más frecuentes en sus sketches era el futbol.

Aficionado al América desde joven, Roberto utilizó los nombres de los mejores futbolistas mexicanos de ese momento. Gente como “Willy” Gómez del Guadalajara, Rafael Puente o Miguel Marín . Pero el “Chavo” sólo quería ser el más grande en ese momento… Enrique Borja. El goleador americanista era el debate en el patio de la vecindad y llevó la figura del jugador a otros países. Sudamérica se enteró quién era el “Cirano de Bergerac” -como le decía Ángel Fernández- por los programas de Gómez Bolaños.

También podemos agregar esos detalles futboleros en sus demás personajes. Don Ramón (interpretado por Ramón Valdez) siempre mencionaba su afición al Necaxa en momentos difíciles. El Señor Barriga (Édgar Vivar) era un fiel hincha del Monterrey (por eso de ser “codo") y el Profesor Jirafales (Rubén Aguirre) era un seguidor de los Pumas de la UNAM. El peor castigo era ser cronista de futbol o árbitro.

Pero donde llevó su pasión por los colores azulcrema al máximo fue en su primer largometraje llamado “El Chanfle”. El Club América y el Estadio Azteca fueron el escenario para las aventuras de este “aguador” con una honestidad más grande que la del entrenador Reyes (Ramón Valdez haciendo una grandiosa parodia de Ignacio Trelles) y que se metía en todos los problemas al estilo Peter Sellers o Charles Chaplin.

Sin duda, las Águilas del América fue el equipo que más se conocía en otros países por la exposición que se tuvo en “El Chanfle” y su secuela. Todavía en sus últimos capítulos como “El Chavo”, Gómez Bolaños hacía referencias de jugadores como Hugo Sánchez. Chespirito siempre comentó que su sueño era ser futbolista, pero nunca pudo ejercerlo profesionalmente a pesar de su grandiosa agilidad.

Sus fanáticos entre futbolistas se cuentan por millares. Pero los más grandes son los que lo recuerdan. Diego Armando Maradona en su programa “La noche del Diego” entrevistó a Gómez Bolaños y le confesó toda su admiración, así como agradecerle el hecho de hacerlo reír en los peores momentos de su vida. Pelé también entrevistó al escritor con el mismo fervor que el astro argentino.

Hoy, nos despedimos del genio artístico como debemos de hacerlo: soltando risas y carcajadas con sus programas. Y rindiendo homenaje al creador de los personajes de nuestra infancia e incluso de nuestra madurez. Porque no es una cuestión de edad, sino entender que algo cómico proviene de la calidad pura y la genialidad que muy pocos hombres tienen, y Chespirito era uno de ellos.