El huracán Earl ha impedido al América disputar su partido ante Veracruz previsto para el día viernes. No es la primera vez que las Águilas tienen que reprogramar uno de sus juegos. Por el contrario, el cuadro americanista es un viejo conocedor de estas situaciones. En VAVEL repasamos los más anecdóticos contratiempos del cuadro americanista.

Un parteaguas

El 20 de agosto de 1952 América y León se enfrentaban en la Jornada 6 del campeonato 1952-1953. Los equipos comenzaron el partido en medio de un torrencial aguacero que dificultó el desarrolló del juego en el Estadio Ciudad de los Deportes.

Durante el medio tiempo, ya con el León ganando el partido, la lluvia se intensificó aun más. Tras percatarse de la tormenta, el árbitro Blat Garay tomó la histórica decisión de suspender el partido. Nunca ningún árbitro mexicano había dictado algo igual una vez comenzado un juego de futbol.

Los jugadores, técnicos y aficiones desconocían cual sería el procedimiento a seguir ¿Habría ganado el León el partido? ¿Tendrían que volver a comenzar el juego? Ese día la Federación Mexicana de Futbol impuso un precedente al decidir que el juego debía terminarse al día siguiente. El 21 de agosto de 1952 el León terminó por imponerse 2-0.

El juego que se negaba

América y Peñarol, campeones de Conmebol y Concacaf en la temporada 1987-1988, se aprestaban para jugar la Copa Interamericana. Sin embargo, días antes de que el encuentro se realizará en abril de 1988, sucedió algo inesperado.

El promotor del partido a realizarse en Estados Unidos, Enrique Sroka, fue notificado por los presidentes de Conmebol, Nicolás Leoz, y Concacaf, Joaquín Soria Terrazas, sobre el pago que debía realizar a ambas confederaciones para la realización del evento. El promotor se negó a aceptar las condiciones, y a cambio propuso a los clubes realizar un partido amistoso, llamado Copa Confraternidad

El 10% de las ganancias brutas del partido deberían ir a las arcas de las confederaciones.

Ambos equipos recibieron amenazas de sanción por parte de sus confederaciones si aceptaban jugar. Sin embargo tanto Águilas como Aurinegros hicieron caso omiso a las advertencias y propusieron llevar a cabo el partido. Como si las desventuras de este juego fueran pocas, el 19 de abril el clima en Los Ángeles puso una traba más. Las constantes lluvias obligaron a los organizadores a suspender el encuentro, programándolo para dos días después. El jueves 21 de abril, por fin, las Águilas pudieron imponerse a los uruguayos en tanda de penales.

¿Y el árbitro?

El 30 de abril de 1998 América enfrentó una de las situaciones más insólitas en sus 100 años de historia. En octavos de final de la Copa Libertadores, las Águilas enfrentaban al cuadro argentino de River Plate. Todo estaba listo para el partido de vuelta en el Estadio Monumental excepto un detalle… ¡los árbitros!.

¿Dónde estaba el árbitro? ¿Se había quedado en el tráfico de Buenos Aires? ¿Había sido víctima de secuestro? 

Las autoridades de Conmebol notaron que el árbitro Mario Rezende y sus asistentes Francisco Maurao Dacildo y José Ribar Melonio no se encontraban en el Estadio. Cuando se le llamó por teléfono, Rezende estaba paseando en Belo Horizonte. El juez aseguraba que no había sido notificado de la asignación del juego por parte de la Confederación Brasileña.

Ante la imposibilidad de traer a Rezende, el cuadro argentino propuso jugar con una terna de árbitros locales. Sin embargo, como era de esperarse, los americanistas no aceptaron tales condiciones. Por tanto, el Secretario General de la Conmebol, Eduardo Deluca, optó por reprogramar el partido para la siguiente semana. El día 7 de mayo, con Rezende ya en la cancha, River Plate se impuso al América por 1-0, eliminándolo de la Copa Libertadores.

El partido que no fue

El 25 de febrero de 1973 América jugó uno de los partidos más extraños de su historia. El rival era Puebla, dirigido por el siempre polémico Ignacio Trelles. Ese día, “Don Nacho” no pasaría desapercibido. Las consecuencias de su irreverencia serían de dimensiones históricas. La anécdota te la cuenta VAVEL.