En los próximos días el cuadro nacional enfrentará su acostumbrado moletour, una preparación que de poco sirve en lo futbolístico, que se basa en los dólares, todos lo sabemos, aunque los rivales sean de poder, como Islandia (al cual ya le recetamos dos layunazos), y Croacia, ambos cuadros se suponen son similares a Suecia y Alemania, con un dinamismo en mediocampo de miedo, que la selección debe aprender a canalizar.

Tenemos material humano para no solo canalizar si no perforar cualquier mediocampo, el problema es que todos juegan fuera de posición, cuando llegan a jugar, el claro ejemplo es Diego Reyes, el central es ocupado como contención, que no lo es y se le nota, no sabe jugar de pivote, otro en un caso similar es Héctor Herrera, un magnifico mediocampista que en la confederaciones pasada se notó que de mediocentro defensivo no tiene nada, suele irse al frente descuidando esa zona de la cual se supone que es guardián, Jonathan Dos Santos que si cumple ésa función participó como medio por derecha, Rafael Márquez sería el indicado pero los años no pasan en balde y a nuestro Rafa ésa posición y cualquiera en el campo ya le pesa, también tenemos a nuestro capitán y al que creo es el mejor jugador hoy en día en todo nuestro futbol; Andrés Guardado, el extremo que se volvió contención, es rápido, roba balones, tiene una gran pegada, pero que ser el único contención no le sienta bien .

Así que la tarea de tener un “6” no es tan fácil, menos si el seleccionador se empecina en los mismos jugadores, pues en las confederaciones pasada no llamó a ningún contención, no uno natural prefirió experimentar,  Jesús Zavala, Jesús Molina, “Gallito” Vázquez, entre otros tuvieron que esperar turno al bate, una decisión que le costó un cuarto lugar que supo a muy poco, pues fuimos humillados por Alemania “b”, y un Portugal sumamente flojo nos pasó por encima.

Mi conclusión es que para enfrentar ese tipo de rivales en el Mundial hay que modificar el mediocampo, al menos dos contenciones y que uno por favor que sea CONTENCIÓN, ese es mi único deseo, esperando que la cordura gobierne a un Juan Carlos Osorio que parece se morirá con la suya.