Para nadie es un secreto que los Rayos del Necaxa no despliegan el fútbol más vistoso o atractivo para la tribuna. Fue uno de los motivos por los cuales el torneo pasado fue cesado su otrora técnico Alfonso Sosa. Hoy, con Ignacio Ambriz, la situación no es distinta, ya que parece que sólo recobraron la solidez defensiva del Apertura 2016, pero la raquítica cuota goleadora prevalece en el plantel albirrojo.

Situado en el octavo lugar al comenzar la jornada, el último que otorga boleto a la fiesta grande, los Rayos parecen ser dueños de su destino, habiendo ganado hasta el momento cuatro partidos, empatado seis y solo tres. Suena como un balance medianamente positivo, pero que no pone a su afición a soñar si vemos su desempeño en el terreno de juego.

Y menos cuando se observa que de las 4 jornadas restantes, 3 serán contra equipos que están por encima de ellos en la tabla general (América, Tigres y Morelia). Además, no está de más analizar que de las 13 jornadas jugadas hasta ahora, siete han sido en condición de local, la cual ha desaprovechado al no liquidar a rivales que en el papel lucían como víctimas, como Pumas y Puebla, que han permanecido prácticamente todo el torneo en el fondo de la tabla y salieron vivos del Estadio Victoria.

Lo que es un hecho a todas luces, es que por más que el timonel albirrojo ha dado rotación y minutos a prácticamente a todos sus atacantes entre Liga y Copa, ninguno parece consolidarse. Pablo Velázquez es uno de sus mejores goleadores con tres anotaciones, y dicho delantero no genera ni tres ocasiones de gol por partido. El colmo es que Luis Pérez, que es mediocampista, tiene las mismas anotaciones que el guaraní, mientras que Carlos González no anota desde la jornada 3 y Jesús Isijara desde la jornada 2.

Algo tendrá que inventarse Ambriz, ya que con delanteros tan poco letales, será difícil pensar en un Necaxa que aspire a la liguilla, y aun de llegar, uno que pueda sostenerse ahí.