Después de semanas sin emitir una palabra en esta columna (aprovecho para agradecer la oportunidad de su publicación) desearía tocar un mejor tema que la unión de los diversos sectores deportivos y personajes estelares de su disciplina en nuestro país.

Decenas de entrenadores, clubes, deportistas y personas cercanas al deporte enviaron mensajes de Twitter y Facebook para solidarizarse con la emergencia nacional que ataca en nuestro país.

Sin embargo, hay un caso especial que llama la atención de todos los mexicanos gracias a la máxima exposición mediática: el colapso del Colegio Rébsamen en la Ciudad de México. Ahí, un niño que jugaba en la categoría 2009 del Club América perdió la vida debido al fuerte sismo de este maldito 19 de septiembre.

Está claro que no lo conocía, pero su caso, como el del resto de sus compañeros que fallecieron en el lugar, duele demasiado. Participaba en las escuelas del Club América, quien emitió un comunicado lamentando su fallecimiento. “Siempre volarás con nosotros y estarás en nuestros corazones”, reza haciendo referencia al pequeño futbolista.

No sabremos si debutaría con el primer equipo, si tendría éxito de una manera u otra dentro de nuestro balompié, o si simplemente se daría cuenta que no llegaría a ser profesional y abandonaría la cancha y su ilusión; pero lo imagino tocando la pelota, conduciendo y animando a sus compañeros. Lo visualizo atendiendo las indicaciones del entrenador en turno, y revisando sus zapatos de futbol antes del partido o entrenamiento.

Nuestro país es grande, más grande que todos los problemas que lo atañen. Es solidario y es fuerte, tanto que unos sismos se quedan cortos con la capacidad de voluntariado y corazón que tiene nuestra gente.

Solo espero que el club de Coapa haga un homenaje para el infante. Eligió ponerse la playera azulcrema y vio en su escuela una oportunidad para aprender y desarrollar el futbol. Traía sangre azulcrema en su interior.

Grande, Raúl.